Época: UnidadGrecia
Inicio: Año 334 A. C.
Fin: Año 323 D.C.

Antecedente:
Alejandro y el Imperio Universal



Comentario

La realeza macedónica, en su configuración inmediatamente anterior a Alejandro, se basa en el fortalecimiento de las relaciones aristocráticas dentro de una estructura tribal tendente a la descomposición. En contacto con las ciudades griegas, los reyes han desarrollado, sin embargo, un ejército de infantería, paralelo al de la aristocracia ecuestre, basado en importantes cambios, entre ellos en la consolidación de nuevos sectores de campesinos que se integran en ciudades a través de la estructura de las relaciones monárquicas, elemento clave para que la aristocracia se amolde a la situación y se fortalezca el poder real. La conquista del norte del Egeo y el acceso a los metales preciosos, tras un período en que los cambios han desarrollado la economía monetaria, permitieron que también el ejército mercenario pudiera desarrollarse dentro de la nueva estructura y que sirviera para acentuar el carácter carismático del jefe militar que proporciona la victoria.
Entre tanto, en Grecia, en el período crítico de la historia de la ciudad estado, aumentan las aspiraciones a la unidad, conseguida desde una ciudad o desde fuera de ese mundo, pero siempre en la idea de que sería un individuo quien fuera capaz de llevar a cabo el proyecto. La forma de poder personal que admite la tradición aristocrática, frente a la tradición tiránica, viene a ser la que representa idealmente la resurrección de la realeza homérica, modelo aristotélico que se asimilará en la Macedonia de Antípatro, como forma alternativa a la realeza oriental. Ello colaboraría a la creación de una imagen griega de Alejandro, en que sus logros se deben a su areté, a la virtud aristocrática tradicional. Ya los macedonios habían iniciado la configuración de esa imagen, cuando el Rey se identificaba con Heracles, héroe panhelénico y conquistador, que elimina el mal y establece la civilización, con poder sobre todos los griegos. Será la imagen elaborada por Calístenes, integrada en la tradición aristocrática, el héroe providencial que esperaba Isócrates como salvador de la Hélade, sin que alterara la naturaleza de su civilización, sino que recuperara sus aspectos más tradicionales. En Macedonia, Antipatro y Parmenión serán capaces de consolidar localmente esa forma de realeza, mientras Alejandro se dedicará a la conquista y en ella surgirán las contradicciones que configuran el nuevo proceso.

En la práctica, las reformas militares que refuerzan la autoridad de Alejandro sirvieron para consolidar el estado centralizado que se formó en Babilonia, encabezado por Hárpalo. En principio, este nuevo estado se limita a Asia, pero de hecho servirá como apoyo para reforzar la autoridad macedónica en Grecia.